Un pequeño relato para asustar a mis colegas.
Ya conocía a Manuel, pero ahora que te conozco mejor no puedo sacar mis ojos claro de tus ojos claros. Medios verdes, medios azules... Los podría mirar todo el día. Nos hacemos chistes boludos mientras, esas cosas tontas...
Te estaba molestando cuando llega un fulano, no me dice nada, es medio raro. Obviamente conoce al resto. Parece seguro y no. Esta seguro donde y con quien se mueve, pero me pregunto si fuera de su ámbito lo es. Empieza a saludar a todos, me va a saludar a mi.
-Ariadna- me dice.
Me lo quedo mirando extrañada, solo una persona podía reconocerme de ese grupo de lo que no conocia aun y tenia fotos miás.
-German- dije mirándolo a los ojos. Tiene una mirada penetrante, pero no como los ojitos de Manuel...
Nos saludamos y nos preguntamos sobre unos temas que habíamos hablado por mail y sigue saludando.
Los minutos pasan, llegan mas personas y continua la charla. Dos de las chicas que llegaron, desconocidas para mi, se quedaron hablando con German. Me pregunto quienes serán. Es un buen clima el que se está generando entre varios conoidos y desconocidos, me sorprende.
Me lo quedo mirando a Manuel, que forma rara de hablar que tiene, particular. La forma en que se mueve también, me recuerda a algo.
En la mesa me siento al lado de Fernando, es muy gracioso. Del otro lado de la inmensa mesa queda Manuel. Nos las pasamos mirandonos todo el tiempo, muy obvio para mi gusto.
Estoy mirando a Manuel, Erica me habla así que me doy vuelta y... German me estaba mirando penetrantemente, es la segunda vez que lo pesco, bueno... No saca la mirada, asi que pretende que me de cuenta.
Como dije, se formo un clima muy bueno, a pesar de las diferencias de edades que teníamos todos. Las chicas con muy agradable, bastante charlatanas. Fernando y yo vamos al baño, en el pasillo me dice que deje de mirar tanto a Manuel. Es que esos ojos me pueden.
Cuando vuelvo todos cambiaron de asiento, asi que me toco al lado de German. Insisto, que forma rara de hablar, ademas cuando me hablar termina todo con Ariadna.
Con Manuel nos empezamos a tirar papeles, Fernando me codea.
-Te dije que dejes de mirar tanto- me dice Fernando riéndose.
Uno esta mostrando sus tatuajes, por segunda o tercera vez, que pesado.
-¿Tenes tatuajes Aridna?- Me pregunta German a lo que me lo quedo mirando con cara de intriga bastante tiempo antes de contestar.
-No... Me gusta todo más simple- le contesto mientras pienso en la forma su forma rara de hablar, de la mirada penetrante...
-Ah, yo tampoco- me comenta German mientras se me queda mirando y yo pensaba “tragarme tierra” hasta que Fernando me comenta la cara que puso Manuel ante tal comentario. Aja! Vino perfecto. Pero al rato...
-A vos te doy mi celular, porque te tengo confianza, Ariadna- me dice German sacándome el papel y la lapicera.
Me alegro de ver esa cara de desconcierto de Manuel, y escucho la risa ahogada de Fernando, que no me haga reir que largo una carcajada.
A los minutos salimos a la calle, alguno se van. En un monto Fernando y Manuel emprenden la marcha y me dicen “vamos Ariadna” a lo que no me da tiempo de saludar a los demás.
A lo que voy con este relato es que a veces dejamos pasar buenas oportunidades por un ejemplar de la especie y por ahí hay otro mas interesante. Pero no lo notamos, conscientemente, nuestro propio interés por el otro y lo dejamos pasar sin darle una oportunidad.
Ya conocía a Manuel, pero ahora que te conozco mejor no puedo sacar mis ojos claro de tus ojos claros. Medios verdes, medios azules... Los podría mirar todo el día. Nos hacemos chistes boludos mientras, esas cosas tontas...
Te estaba molestando cuando llega un fulano, no me dice nada, es medio raro. Obviamente conoce al resto. Parece seguro y no. Esta seguro donde y con quien se mueve, pero me pregunto si fuera de su ámbito lo es. Empieza a saludar a todos, me va a saludar a mi.
-Ariadna- me dice.
Me lo quedo mirando extrañada, solo una persona podía reconocerme de ese grupo de lo que no conocia aun y tenia fotos miás.
-German- dije mirándolo a los ojos. Tiene una mirada penetrante, pero no como los ojitos de Manuel...
Nos saludamos y nos preguntamos sobre unos temas que habíamos hablado por mail y sigue saludando.
Los minutos pasan, llegan mas personas y continua la charla. Dos de las chicas que llegaron, desconocidas para mi, se quedaron hablando con German. Me pregunto quienes serán. Es un buen clima el que se está generando entre varios conoidos y desconocidos, me sorprende.
Me lo quedo mirando a Manuel, que forma rara de hablar que tiene, particular. La forma en que se mueve también, me recuerda a algo.
En la mesa me siento al lado de Fernando, es muy gracioso. Del otro lado de la inmensa mesa queda Manuel. Nos las pasamos mirandonos todo el tiempo, muy obvio para mi gusto.
Estoy mirando a Manuel, Erica me habla así que me doy vuelta y... German me estaba mirando penetrantemente, es la segunda vez que lo pesco, bueno... No saca la mirada, asi que pretende que me de cuenta.
Como dije, se formo un clima muy bueno, a pesar de las diferencias de edades que teníamos todos. Las chicas con muy agradable, bastante charlatanas. Fernando y yo vamos al baño, en el pasillo me dice que deje de mirar tanto a Manuel. Es que esos ojos me pueden.
Cuando vuelvo todos cambiaron de asiento, asi que me toco al lado de German. Insisto, que forma rara de hablar, ademas cuando me hablar termina todo con Ariadna.
Con Manuel nos empezamos a tirar papeles, Fernando me codea.
-Te dije que dejes de mirar tanto- me dice Fernando riéndose.
Uno esta mostrando sus tatuajes, por segunda o tercera vez, que pesado.
-¿Tenes tatuajes Aridna?- Me pregunta German a lo que me lo quedo mirando con cara de intriga bastante tiempo antes de contestar.
-No... Me gusta todo más simple- le contesto mientras pienso en la forma su forma rara de hablar, de la mirada penetrante...
-Ah, yo tampoco- me comenta German mientras se me queda mirando y yo pensaba “tragarme tierra” hasta que Fernando me comenta la cara que puso Manuel ante tal comentario. Aja! Vino perfecto. Pero al rato...
-A vos te doy mi celular, porque te tengo confianza, Ariadna- me dice German sacándome el papel y la lapicera.
Me alegro de ver esa cara de desconcierto de Manuel, y escucho la risa ahogada de Fernando, que no me haga reir que largo una carcajada.
A los minutos salimos a la calle, alguno se van. En un monto Fernando y Manuel emprenden la marcha y me dicen “vamos Ariadna” a lo que no me da tiempo de saludar a los demás.
A lo que voy con este relato es que a veces dejamos pasar buenas oportunidades por un ejemplar de la especie y por ahí hay otro mas interesante. Pero no lo notamos, conscientemente, nuestro propio interés por el otro y lo dejamos pasar sin darle una oportunidad.